martes, 13 de septiembre de 2011

Crónica literaria


ADRIÁN JAVIER DESBORRADO (1)

Con un estropajo le estrujamos todo su cuerpo, por dentro y por fuera. Luego nos procuramos una esponja noruega capturada por Natil Al Quilado en los mares imposibles del centro de África y se la aplicamos por todo el cuerpo negro. No dijo ni pío. Entonces usamos jabón de cuaba. Y mira que la cuaba arde y fue cuaba en incendio. También usamos jabón bola azul, que se desintegró. La mierda de gato es una cosa del carajo. Lo restregamos con Omo y un estropajo metálico. Le echamos Ace, Limpiol, Hispano, Ariel, Candado, Salvavida, Para Mi, Sulfatiasol, Arrasacontó, ácido muriático, ácido un placer, ácido del Diablo. No había forma. Le echamos gas del morao, creolina, aguarrás, legía. Después de muchos baños, para constatar si estaba limpio, buscamos al Güeledor de la Hacienda Fundación* y no lo soportó. Le dimos un baño de sol, un baño de oro, de plata, un baño turko, un baño de mármol, un baño de vapor, un baño en Alhama, otro en Thermas, un baño d María, un baño de asiento, y nada. El agüista Faustino Pérez lo llevó varias veces a Boca Chica en domingo. Nada. Lo llevamos a la laguna de Gri-grí, a los balnearios de La Toma, La Matica, Palenque, Juan Dolio... Lo lavamos con arena de las dunas de Baní, lo lavamos con agua bendita, con aguamanil, con aguardiente, con agüita de sal, con agua lluvia, con aguaita, con agua de colonia; le dimos con las tejas de un tejado de baño, lo bañamos con aguacate, lo bañamos en un aguacero, con aguacal, con aguacha, con aguachil, con aguamala, con aguaje, con aguamarina, con aguamansa, con aguanieve, con guaverde, con aguapié, con aguafiesta; lo dejamos caer de un tejado de dos aguas, lo sumergimos en ácido nítrido diluido, lo bañamos en agua regia, le dimos un baño sauna. Nada. Por fin alguien que no soportaba el hedor de mierda de gato contrató al señor Grenouille, con el permiso del señor Patrick Susskind, y el señor Grenouille preparó un perfume especial que le quitaba todo mal olor, pero advirtió que la borradura anterior fue tan fuerte que el nuevo perfume estaba garantizado por pocos números de Vetas, dependiendo de la conducta del poeta.

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*En la Hacienda Fundación, finca del Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, Primer Maestro, Padre de la Iglesia, Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva, ése Hijo de la Gran Puta, había potreros con miles de vacas y establos para el achico y ordeño. Cuando después del ordeño general los bidones de leche estaban llenos y dispuestos para la refrigeración, un especialista se dedicaba a oler el contenido de cada bidón para verificar que ninguno tenía la leche cortada, debido a que el contenido de cada bidón iba a un contenedor mayor que recibía la leche de decenas de bidones. Si un bidón con la leche cortada era echado a ese contenedor, toda la leche de dicho contenedor se cortaba. «El güeledor», como le decían en la hacienda, pues, debía tener fino olfato. Pero contratado el güeledor para oler al poeta después de todos los baños, no soportó el olor a mierda de gato y salió huyendo.

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1 El poeta había sido borrado con mierda de gato de las páginas de la revista Vetas después que publicó en el Listín Diario un texto que anteriormente había entregado para dicha revista.

Revista Vetas número 35
1998

Del libro Muérdago, crónicas literarias
Ilustración de Faustino Pérez